31·08·2020
La Fortaleza de La Mola en Mahón

Mahón, en Menorca, es el puerto natural más grande del Mediterráneo. Esto hace de él uno de los grandes reclamos turísticos de la isla, aunque en otros tiempos fue una característica singular de gran importancia estratégica y militar.

 

Para defender el puerto mahonés se construyó a mediados del siglo XIX la Fortaleza de la Mola, también conocida como Fortaleza de Isabel II, ya que fue esta reina la que impulsó su edificación. Aunque hoy la fortificación ha quedado obsoleta, sus poderosas murallas siguen alzándose majestuosamente sobre la península de La Mola, vigilando la entrada del puerto y ofreciendo a los turistas una interesante aventura.

 

Sin duda, una visita que desde Micol Lux Events recomendamos a todos los que planeen pasar unos días en Menorca.

 

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Visitando La Mola

 

Un contingente militar del Ejército Español estuvo destacado en La Mola hasta principios de los años 90. Después, el edificio pasó a convertirse en una atracción turística abierta a las visitas cuyo perímetro amurallado sigue estando protegido por numerosos fortines y casamatas, ya abandonadas, y rodeado por un foso.

 

La Puerta de la Reina, bautizada así en honor a Isabel II, es el principal acceso a la fortaleza. Una vez en el interior, asombra el ingenioso sistema de balsas y aljibes diseñado para recoger el agua de la lluvia. No hay que olvidar que la fortaleza de La Mola estaba diseñada para resistir largos asedios.

 

Las dimensiones de este lugar son enormes. En su día La Mola fue casi una pequeña ciudad donde, entre otras instalaciones, había un centro penitenciario (conocido con el nombre de “La Penita”), una cantera, diversas torres y baluartes, así como muchos edificios de viviendas para los militares y sus familias. A destacar también el laberinto subterráneo de pasillos conocido como La Mina, donde se hallaban los polvorines de la fortaleza.

 

Los impresionantes cañones de La Mola son, aún hoy, las piezas de artillería de costa más grandes montadas jamás en España. Los lugares donde una vez estuvieron apuntando hacia el mar prestos a defender la entra del puerto, son ahora preciosos miradores al Mediterráneo. Sólo por disfrutar de estas vistas ya vale la pena pagar los 15 € que vale la entrada a la fortaleza.

 

En verano además se organizan espectáculos teatrales y visitas guiadas nocturnas que nos muestran la faceta más mágica de La Mola.

 

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La Dama Blanca, el fantasma de La Mola

 

Y como toda buena fortaleza que se precie, también La Mola cuenta con su propio fantasma. Durante años, entre los soldados destinados a hacer guardia en la Punta de l’Esperó, en el extremo más oriental del recinto, nació la leyenda de la Dama Blanca.

 

Según esta leyenda, que carece de base real, la Condesa de Rocamarí fue fusilada y arrojada al acantilado por orden de su marido, un oficial de la fortaleza despechado por un engaño amoroso.

 

Desde entonces, se dice que casi todas las noches en este rincón de La Mola se escuchan los suspiros de la condesa, que a menudo se ha aparecido con su vestido blanco inmaculado ante los ojos asustados de los centinelas.

 

En realidad, parece ser que lo que oían aquellos sugestionados soldados en sus garitas no era otra cosa que el canto de las pardelas que anidan en los recovecos de la muralla, sonido que ellos confundían con los lamentos de la Dama Blanca.

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